martes, 18 de enero de 2011


Este último tiempo ha sido difícil, situaciones que a veces uno prefiere pasar por alto o más bien negar se manifiestan de igual modo… La muerte es algo inminente, sabemos que un día tendremos que dejar este mundo, pero no asumimos que ese día puede ser hoy, mañana o el día siguiente, creemos que tenemos el mundo a nuestros pies, pensamos que tenemos tiempo, que incluso llegamos a desperdiciarlo con arrogancia, egoísmo, soberbia, rencor, enojo y muchas emociones y sentimientos que en vez de contribuir a que el tiempo que pasemos en esta tierra sea bien aprovechados, nos lleva a tomar distancia, a menospreciar e incluso juzgar a quienes nos rodean, olvidando cual es el sentido de vivir… Hoy me siento agobiada por todo lo que he tenido que vivir, pero más aún por lo que se viene, a veces siento que es demasiado, que todo se ha juntado y mi mente se nubla porque ya no quiero más! Se supone que debo ser fuerte, que debo dar contención, pero estoy agotada, es doloroso ver sufrir a quienes amas, es doloroso pensar que hay que dejarlos ir, cuando ellos han sido parte importante de mi vida…

Cuando miro atrás y hago un recorrido por mi infancia me doy cuenta de lo bendecida que he sido, naci un poco tarde para conocer a mi abuelita materna; sin embargo Dios me otorgo la oportunidad de que una gran mujer ocupara su lugar, me lleno de amor en mis primeros años de existencia y fue testigo de mis primeros pasos, de mi recorrido en el inmenso camino de la vida, me consintió, me brindo apoyo y me regalo infinidad de sonrisas cuando sentía pena, me mostro su forma de ver la vida, me enseño que es la dedicación y la entrega entre muchas cosas más, pero de todas me quedo con su amor y su forma de mirarme, con devoción, con especial cariño… agradezco el haber estado allí para ti cuando me necesitaste, del mismo modo que siempre estuviste para mí! Siempre te extrañaré, pero tengo fe y sé que un día nos reencontraremos… Tu princesita!

Por otro lado estás tú, mi abuelo amado, mi motutu! Un día pude ver que había perdido tanto tiempo, un tiempo que ya no podría recuperar, pero que así mismo me mostraba que había mucho por hacer y fue allí cuando aprendí a disfrutar de ti, de tu paciencia, de tu sentido del humor, de tu sabiduría, de tu amor por la familia y tu afán de que se mantuviera unida, pude ver y ser testigo de lo que es el amor real, siempre he sentido orgullo de tu amor por la mami, ese amor que vivieron y disfrutaron por más de 50 años, y que a pesar de la muerte tú has seguido amándola… Cuán difícil es ver cómo cada día tu llamita se apaga; sin embargo sé que mereces el descanso, sé que anhelas estar junto a ella y que todo lo que podrías haber hecho lo hiciste, fuiste un gran padre y también un gran abuelo, por eso te amo abuelo, te amo mucho y me siento feliz de haber compartido contigo tus últimos años, de haberte acompañado cuando estabas triste y de haberte regalado motivos para reír…

Un día Dios volverá y su promesa de reencontrarnos con nuestros seres queridos se cumplirá! Yo solo tengo fe y sé que mi Dios renovará nuestras fuerzas para sobrellevar la ausencia de quienes amamos… y así mismo nos dará consuelo para nuestra tristeza.