miércoles, 16 de septiembre de 2009

Unas vueltas al tema...



Creo que paso por un periodo de asociación libre, en donde todo me lleva a algo, una simple palabra o una conversación me hacen mirar atrás y ver que ha pasado…

Sin lugar a dudas este año ha sido complejo, sobre todo académicamente, de acostumbrar a trabajar en grupos de dos a tres integrantes, en un periodo máximo de una semana, en donde todo era simple y manejable y pasar a trabajos en donde la convivencia diaria es la constante, ha sido todo un desafío… se supone que como futuros psicólogos debemos saber manejar las interacciones que se dan, pero en la praxis vaya que cuesta!! Es casi inevitable pensar en ese dicho tan coloquial “Casa de herrero, cuchillo de palo”, a veces no nos damos ni cuenta cuando NO estamos dialogando, cuando caemos en el ofuscamiento y decidimos callar, cuando generamos que el ambiente se ponga tenso, cuando hasta deseamos no vernos y hasta (personalmente) he pensado en dejar el ramo porque la presión se torna indeseable; sin embargo, es allí cuando uno del grupo cede y recordamos que contamos con recursos, que el “lenguaje construye realidades” como diría Echeverria y que gracias a eso podemos revertir, podemos cambiar lo tenso del ambiente y reencontrarnos en el dialogo, ese dialogo que nos permite crecer, aprender y por sobre todo resignificar cada suceso que hemos tenido que vivenciar en estos últimos semestres, sé que a veces es muy fácil tergiversar las palabras, pero con un poco de esfuerzo y disposición se puede aprender a comprender al otro… por lo cual creo que no me empequeñece, ni me engrandece expresar mis disculpas por a veces olvidar que somos humanos y que nos podemos equivocar, pido disculpas también por a veces fallar, pero también soy humana, pido disculpas por no apreciar que a veces los retos son para crecer... y para no caer en extremos, tampoco puedo basarme solo en los errores, sino que se hace indispensable reconocer que hay muchos motivos por los cuales agradecer! Agradezco el aprendizaje que me han otorgado mis cuatro compañeros en esta travesía que muchas veces se nos vuelve una tortura, agradezco que no contengamos en momentos de agobio, agradezco las risas interminables en medio del trabajo (sé que prometimos no hacerlo con tanta frecuencia, pero en realidad es la cura al estrés), agradezco la atención de nuestros dos únicos hombres que se han tenido que acostumbrar al “chiquillas” de la profe, agradezco las galletas de Camilo y las tiernas caras de Esteban, agradezco que sea junto a ustedes con quienes experimento este proceso…

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